Un reciente estudio de la Universidad de Los Andes en Chile, realizado entre estudiantes de 10 y 18 años, muestra que el 59% de los niños recibe su celular antes de los 10 años. El promedio de uso diario es de 6,8 horas y en el 88% de sus establecimientos escolares existen normas para su uso, pero esta norma consiste, en la mayoría de los casos, en guardarlo durante las clases. Pese a ello el 87% declara llevarlo a clases todos los días y un 71% lo usa en la sala de clases.
Cada establecimiento regula de alguna manera el uso del celular, sin embargo, esta prohibición de usarlos es letra muerta e impracticable, además de contradictoria al distanciarlos del entorno tecnológico y mediático en que hoy están aprendiendo y se están desarrollando los estudiantes. Estas prácticas no se hacen cargo de acompañar a los niños, niñas y jóvenes en el desarrollo de sus habilidades digitales y tampoco plantean una actitud más crítica y reflexivas respecto de los usos de estas tecnologías.
Estos recursos presentan amenazas y oportunidades, por eso es importante más que prohibir, dialogar y acompañarlos en su uso, enseñar a utilizarlos de manera más creativa, vinculadas con el mundo real, convirtiendo al estudiante no sólo en consumidor de contenidos, sino que también en productor a través de formatos que le sean más cercanos y atractivos.
La invitación es que docentes y estudiantes prendan sus celulares en clases para hacer de esta tecnología un aliado más para el aprendizaje, proponiendo cambio en cómo se construye el conocimiento a través de ambientes de aprendizaje innovadores. Por otro lado, si se quiere educar en el uso de las tecnologías, es un error confiar todo en la institución educativa, ya que también es clave el ejemplo dan los padres y madres en esta materia. Nada se sacará con prohibir lo que no se practica.
Un claro ejemplo de lo anterior, fue la implantación que hicimos en Costadigital del proyecto “Tecnología móvil en el aula con Samsung”, donde capacitamos a profesoras y profesoras sobre el uso del celular en clases, asociados a aplicaciones educativas como Khan Academy, Kahoot, entre otras. ¿El resultado? Mejor disposición hacia el aprendizaje, elemento fundamental en todo proceso educativo.