Más de una década ha pasado desde que el Movimiento Maker se ha instalado en los sistemas escolares, barrios y universidades de países desarrollados, e incipientemente, en nuestra región de Latinoamérica, aunque en Chile con bastante demora y con sólo algunas pocas experiencias.
Una razón del auge de este Movimiento ha sido su enfoque simple y práctico para el trabajo con jóvenes, niños y niñas, que pueden ver resultados concretos muy rápido.
Además, pone énfasis en tres dimensiones: 1. Las actividades se centran en los intereses, conocimientos y habilidades de los aprendices; 2. El enfoque es de “aprender haciendo” en base a desafíos significativos y de complejidad adecuada, en torno a un trabajo colaborativo que les estimula a expresar su creatividad; y 3. el uso de tecnologías modernas que los conecta con el dinámico mundo laboral y les permite construir artefactos complejos y a la vez modernos en corto tiempo.