Desde hace años, el prestigioso Informe Horizon, estudio que presenta las principales tendencias en tecnología educativa, anunciaba una de las transformaciones educativas más importantes: el aprendizaje híbrido o b-learning.
Hoy poco más de 860 millones de estudiantes según UNESCO, no están asistiendo a clases por el Coronavirus (COVID-19). En nuestro país, esta situación ha llevado a las autoridades a suspender las clases presenciales y adoptar medidas de contingencia que permitan continuar entregando los servicios educativos a millones de estudiantes de todos los niveles educativos. De esta forma, una situación que podía hacerse de manera gradual en el mediano y largo plazo, está ocurriendo ahora, con escasa planificación, sin la adecuada preparación de los docentes, estudiantes y familias que deben ponerla en práctica.
Desafortunadamente, no son muchas las escuelas que cuentan con la capacidad de ofrecer una experiencia formativa a distancia, donde los estudiantes tienen dispositivos electrónicos y conectividad en sus hogares, profesores que saben cómo diseñar y conducir este proceso en línea, estudiantes preparados para aprender de manera efectiva en este nuevo entorno, además de familias dispuestas a acompañarlos. La realidad es que la mayoría de las escuelas no están aptas para este cambio, develando desigualdad en muchos factores, tales como el acceso a Internet, equipamiento, habilidades, accesibilidad, entre muchos otros problemas que enfrenta nuestro sistema educativo actualmente.
En segundo lugar, la comunidad educativa debe comprender que este nuevo escenario de virtualidad necesariamente deberá ser flexible, porque deberemos ir aprendiendo constantemente y mejorando en nuestra práctica docente para ser más efectivos, y reconocer que la estructura de funcionamiento controlada de una escuela, no es replicable en línea. Por tanto, en este nuevo espacio de aprendizaje, los docentes sólo serán efectivos en la medida que se conviertan en verdaderos curadores (entre otros roles) de contenidos y guías del aprendizaje, y los estudiantes entiendan que el aprendizaje es también su responsabilidad, por lo cual se comprometan de manera activa, creativa y colaborativa.
Finalmente, como esto está ocurriendo ahora y no podemos perder tiempo, debemos comenzar a dar respuesta a las necesidades y demandas formativas de nuestros estudiantes, por lo cual acá hay algunos consejos que les pueden ser útiles para la transición.
1. Comenzar a trabajar de manera sincronizada:
Durante las primeras semanas tiene mucho sentido el reunirse sincronizadamente con sus estudiantes. Quizás eso sea todo lo que necesiten mientras vuelven a la normalidad. Para ello consideren períodos breves (no más de 60 minutos). Esto es principalmente para presentar el trabajo que se espera desarrollar, retroalimentar lo que han estado haciendo, aclarar dudas, responder consultas y animarlos a seguir adelante en este desafío. Herramientas como Meet de Google, Zoom, Jitsi Meet, entre muchas otras, son buenas alternativas.
2. Ofrecer una plataforma de trabajo sencilla:
Piensen que esto no es sólo difícil para ustedes, también lo es para sus estudiantes. La comunicación se hace más lenta. Las distracciones son mayores. Lo mejor que pueden hacer es ofrecer un proceso de aprendizaje simple y claro. Seleccionen una plataforma que les permita disponer de los contenidos de manera clara y provean los contenidos de manera gradual. Algunas plataformas que pueden utilizar son Edmodo, Classroom de Google, o incluso, redes sociales como Facebook.
3. Diseñar sobre contenido ya existente:
No es necesario ser un experto en tecnologías ni conocer gran cantidad de herramientas para comenzar a dar tus clases en línea. Los contenidos son un pilar en el trabajo en esta modalidad y se puede aprovechar la enorme cantidad de recursos educativos de calidad ya disponibles para el uso de los estudiantes. Pueden emplear videos, simuladores, animaciones, juegos, etc. Esto es lo primero que debes hacer antes de pensar en desarrollar contenido propio. Ejemplos de buenos contenidos educativos encuentran en Khan Academy, Duolingo, PhET, Biblioteca Digital Escolar, entre muchas otras.
4. Menos es más.
Hazlo fácil. No importa lo que estés pensando pedir a sus estudiantes, hazlo simple. Esto no significa que sea fácil o sencillo, sino ser claros y directos en lo que quieren obtener, de manera que los estudiantes sepan exactamente lo que se espera de ellos, y así se evitarán mil mensajes al correo haciendo preguntas o cientos de mensajes en un foro. No olviden utilizar tecnología simple, lo ideal es que la tecnología no se convierta en un obstáculo.
5. Bendita autoevaluación.
La autoevaluación puede ser una gran aliada en esta modalidad de trabajo, porque permite que los estudiantes reciban comentarios inmediatos sobre lo que están haciendo y aprendiendo, además de conocer sus logros y focalizarse en las dificultades de manera rápida. Permita que la evaluación sea parte del proceso formativo y se convierta en una herramienta para involucrar activamente a los estudiantes en su proceso de aprendizaje.
En cosas de semanas, se está cambiando la manera en que los y las estudiantes aprenden, en que los profesores enseñan, y en que las familias se involucran en el proceso de aprendizaje. Que esta pandemia se convierta en una oportunidad para repensar nuestros modelos de enseñanza. Recordemos las habilidades que nuestros estudiantes necesitan para el nuevo mundo: la toma de decisiones informada, resolución creativa de problemas y, sobre todo, adaptabilidad.
Para garantizar que esas habilidades sean una prioridad, el aprendizaje en línea puede ser un gran aliado y la resiliencia debe integrarse en nuestro sistema educativo.