El club es la primera experiencia maker con foco comunitario en la comuna de Quillota y sus participantes nos relatan sobre este innovador taller tecnológico.
Para muchos la tecnología es un lenguaje encriptado destinado sólo para expertos. Precisamente por lo anterior, es que una de las preocupaciones del movimiento maker es desmitificar tales afirmaciones y acercar la tecnología no sólo a todos los niveles educativos, sino también a cualquier aficionado sin importar su edad o profesión.
El discurso maker, siempre ligado al “Do it yourself” o DIY en inglés, es motivar la creación por sobre todas cosas, pero también se instala como un espacio innovador donde las personas desarrollan habilidades sociales, como el liderazgo, aprendizaje y trabajo colaborativo.
Con ese norte, es que el Centro Costadigital PUCV en colaboración con la Municipalidad de Quillota, imparte el primer taller de robótica abierto para la comunidad llamado “Robollota: grupo de indagaciones tecnológicas”.
“Tenemos una clara intención de expandir el tema de la robótica y situarlo en el centro de la vida comunitaria. Nuestra experiencia previa es con el sistema escolar, sin embargo, creemos importante que también esté presente en barrios, ya que se transforma en un espacio de encuentro y aprendizaje para toda la comunidad”, dice Pedro Hepp, coordinador de la línea de Programación y facilitador del club.
El grupo de 12 personas está conformado por las más diversas profesiones: “muchos de nosotros somos artistas, otros trabajan con gente con discapacidad visual, hay gente que hace efectos especiales, alquimistas, por lo cual podemos ver un enfoque multidisciplinar en lo que hacemos”, cuenta Esteban Flores, artista visual, muralista y gestor comunitario.
“La motivación que nosotros (los dirigentes) tenemos es que la gente aprenda cosas, sobre todo cuando se trata de un grupo tan diverso conformado por gente de la tercera edad y jóvenes. Esto, para las personas que tenemos más edad, nos rejuvenece porque nos ayuda a comprender a los jóvenes y entendernos”, recalca Leoncia Cortes, presidenta de la junta de vecinos.
El colorido y vital Centro de la Promoción de la Salud y la Cultura es la sede de este innovador taller, donde durante el año los y las participantes han aprendido los conceptos básicos de programación y electrónica, aprendizaje clave para abordar los desafíos que se propusieron.
¿Qué desafíos? Montar un piano de piso para ser presentado en la ExpoQuillota 2018, el 31 de octubre y el 4 de noviembre. De esta manera, Robollota pone sus esfuerzos en el desarrollo de este prototipo, invención electrónica que permitiría a los asistentes generar música o sonidos con su interacción (ver ejemplo).
“El taller de robótica nos desafía, porque podemos aplicar y poner en conjugación algunos sueños y fantasías que muchos de nosotros teníamos en torno a la tecnología”, declara Pablo Hermosilla, comunicador audiovisual y creador de Juguetes Locos.